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La “zona de confort” de la pandemia

Escrito por Humana | Jun 1, 2020 1:30:00 PM

Ni los espacios públicos, ni los comercios, ni los transportes están habilitados para mantener el espacio personal. Ahora nos habituamos a una nueva zona de confort que exigirá un replanteamiento en el urbanismo, y en la ergonomía y oferta de productos o servicios. Hasta que esto suceda, ¿cómo nos afecta psicológicamente tener a otros cerca?

Espacio personal y seguridad

El espacio personal es una zona alrededor de nuestro cuerpo que entendemos como propia, en la que permitimos o restringimos el acceso de acuerdo a nuestra comodidad. El concepto de proxemia1 se refiere al uso del espacio que entendemos como propio, y la zona de confort se refiere a la seguridad psicológica relacionada con dicho uso. Este uso depende muchos factores: la cultura, la edad, la clase social, las circunstancias contingentes, y por supuesto las experiencias personales.

 

En el momento actual, en medio de una pandemia con alto índice de contagio, y habiendo conocido casos cercanos de infectados, hay muchas personas que han cambiado sus estándares de espacio personal, y ahora sienten ansiedad en espacios públicos con proximidad a otros. Estas personas pueden, en casos extremos, acabar por desarrollar trastornos psicológicos, por eso es importante tener presente las medidas de seguridad, los riesgos y probabilidades de cada escenario, y alejarse de las fuentes de estrés, ya sea redes sociales, personas o medios de comunicación.

 

La importancia de mantener la vida social

Los seres humanos sentimos la necesidad de relacionarnos con nuestro entorno, y también con nuestros semejantes, es decir: necesitamos desarrollar un comportamiento social. Las relaciones sociales constituyen la base de nuestra identidad, que a su vez nos permite mantener experiencias de relaciones positivas, realizarnos personalmente, y vivir en plenitud.

El confinamiento en el hogar ha cambiado esta dinámica, generado una pérdida de la rutina, una reducción de la actividad física, y del contacto social, lo que ha provocado emociones difíciles de gestionar para muchas personas, tales como frustración, aburrimiento, sensación de soledad, y otras afectaciones psicológicas por aislamiento, como conductas agorafóbicas o antisociales.

 

Se recomienda mantener una vida social variada y no dejar de interactuar con otras personas para evitar que estas afectaciones desborden nuestro equilibrio emocional y se transformen en trastornos2 como insomnio, síndrome de estrés postraumático, trastorno de estrés agudo, trastorno depresivo mayor, trastornos adaptativos, y otros trastornos de ansiedad, además del desarrollo de síntomas somáticos. Las personas que sufren de alguna patología mental previa están bajo mayor riesgo de tener recaídas o empeorar sus síntomas bajo esta situación.

 

La vida en familia durante el Covid-19

Las restricciones a los intercambios sociales no han sido fáciles para muchas personas, y en ese sentido la familia y la pareja han sido importantes para mantener la estabilidad emocional. En la cultura latina los espacios personales son pequeños, invitando a encuentros de gran intimidad y cercanía, un espacio íntimo puede tener apenas 50cm alrededor del cuerpo, y usualmente se reserva para la pareja, familia, amigos íntimos, o mascotas.

 

El contacto más estrecho y frecuente con los seres queridos también ha hecho que afloren desajustes en la convivencia. Pese a las circunstancias de confinamiento, es importante respetar el espacio de las personas con las que se comparte lo cotidiano, en virtud de mantener la armonía. Se pueden establecer reglas y horarios para que todos puedan gozar de su parcela de intimidad y autonomía.

Por último, tener presente que algunos hábitos se volverán duraderos, y otros serán eventuales, debemos estar preparados  para el regreso a una normalidad en la rutina, ya que síntomas psicológicos como ansiedad, depresión, hiperalerta o agorafobia pueden prevalecer hasta varios meses después de superado el periodo de aislamiento.

 

1 La proxemia es un concepto acuñado en 1966 por el antropólogo estadounidense Edwar Hall, que consiste en el uso que se hace del espacio personal, es decir, el espacio que rodea nuestro cuerpo.

2 Cinco retos psicológicos de la crisis del COVID-19