Cuando nos vemos obligados a pasar más tiempo en casa de lo habitual, podemos llegar a descuidar nuestra alimentación. Cambiar el patrón alimenticio de forma drástica puede provocarnos desequilibrios metabólicos, aumento de peso, trastornos gastrointestinales, y también afecciones psicológicas como apatía, cansancio, o depresión.
Para mantener tu salud mental y física debes procurar conocer tu cuerpo y sus hábitos alimenticios.
Analiza lo que comes:
Nunca hay que dejar de mantenerse activo, por más que en ocasiones sea difícil, se puede comenzar con actividades sencillas como caminar, rutinas de fitness, o algún deporte que te apasione.
Un buen complemento a una alimentación sana es hacer rondas de ejercicios desde tu casa, ya sean abdominales, lagartijas, ejercicios con mancuernas (o algún peso), rutinas de thrusters, push-ups, shoulder taps, etc. Puedes ver algunos ejercicios para realizar en el hogar en este video:
Es una buena opción, en ocasiones, siempre y cuando sean platos balanceados, estén cocinados con ingredientes de calidad, y bajo un estándar higiénico de preparación.
Lo mejor es elegir de las opciones disponibles, elije las más saludables. Lastimosamente a veces nos dejamos llevar por un anuncio de comida sin tener en cuenta su contenido graso, el balance de proteínas y carbohidratos, o su aporte calórico y nutricional, o bien sin conocer en las condiciones de salubridad del proveedor.
Fíjate siempre que el plato sea preparado por un proveedor de confianza, pregunta los ingredientes y cómo se obtuvieron, si es posible averigua cuánto tiempo estuvieron refrigerados o cuando se distribuyeron. No pruebes cada día con un proveedor diferente, pide comida a aquellos con cuya comida te hayas sentido bien. Y si un día comiste pizza, pasta o arroz (por ejemplo), trata al día siguiente de comer un plato que contenga vegetales hervidos o al vapor, fruta o legumbres, si es posible preparado por ti. Tu cuerpo te lo agradecerá.