Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud el 19 de octubre se celebra mundialmente el día internacional de la lucha contra el cáncer de mama con el objetivo de crear conciencia, promover controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos.
Todas las mujeres sanas, que nunca hayan padecido enfermedades en la mama ni tengan antecedentes familiares con esta enfermedad, deben realizarse una mamografía cada dos años, especialmente entre los 50 y los 70 años, porque la incidencia del cáncer de mama aumenta a partir de los 45-50 años y la mortalidad por cáncer de mama aumenta unos años después de esa edad.
La detección temprana a fin de mejorar el pronóstico y la supervivencia de los casos de cáncer de mama sigue siendo esencial. Reconocer las anomalías es clave para obtener pronósticos más favorables.
Estos son los principales síntomas a los que tienes que estar más alerta:
Cambios en la piel:
La aparición de un nódulo o el endurecimiento de la mama. Generalmente no son dolorosos por eso es importante que la mujer se palpe y explore los senos con frecuencia y así logre identificar los cambios.
Malformaciones:
Los cambios en la forma del pecho también deben alertar. Las malformaciones pueden tratarse del hundimiento de uno o los dos pezones, de mamas asimétricas o incluso si el movimiento de los senos es diferente entre uno y otro.
Dolor y secreción del pezón:
Si un pecho te duele, es señal de que algo no va bien así que intenta identificar más síntomas y acude al médico si algo se sale de lo normal.
También una señal de alerta muy clara es si al apretar el pecho sale líquido del pezón. A veces puede ser sangre, otras un líquido transparente.
Aunque no se pueden detectar los factores de riesgo para todas las mujeres, la OMS sí identifica algunos indicadores que pueden hacer a la mujer más propensa:
Factores Hereditarios.
Exposición prolongada a los estrógenos:
Ya sea por tener una menopausia tardía, un embarazo cerca de los 40 años o el consumo prolongado de métodos anticonceptivos orales y terapias de reemplazo hormonal.
Afortunadamente, el cáncer de mama es una enfermedad que se puede prevenir mediante un estilo de vida saludable y evitando ciertas conductas.
No consumir alcohol:
El alcohol puede incrementar el riesgo de padecer cáncer de mama hasta en un 50%.
Prevenir la obesidad:
Un peso excesivo aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama, especialmente tras la menopausia. Además, la obesidad aumenta las posibilidades de padecer otras enfermedades crónicas, como hipertensión, diabetes mellitus, problemas articulares o respiratorios.
Realizar ejercicio físico:
El ejercicio físico es un factor protector frente al cáncer de mama, independiente del peso de la persona que lo practique. Además, contribuye a la reducción de la obesidad, con los beneficios adicionales que esto conlleva.
Llevar una alimentación saludable:
Una dieta equilibrada puede ayudarle a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Lactancia materna:
Dar el pecho a tu hijo reportará beneficios para ambos, entre los que se encuentra una reducción del riesgo de padecer cáncer de mama.
No fumar:
Existen indicios de que el tabaco aumenta la posibilidad de aparición de cáncer de mama.
Se estima que 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida, y esta es la razón principal de porque las mujeres deben realizarse una evaluación regularmente de sus senos.
Detectarlo a tiempo está en tus manos.